Chao (adéu) Fernando.
Hay días en que uno se despierta aún más solo. Algo se ha ido, algo nuestro y nos deja aún más solos en el despertar.
De Fernando Krahn tengo dos recuerdos, el más cercano cuando fuimos a visitarlo con Queralt a su casa de Sitges para invitarlo a una exposición en La Cerverina, no llegamos a un acuerdo porque había comprometido su obra con otro galerista. Mas recuerdo la impresión que me va causar con su aspecto de marinero nórdico, usaba una barba completa sin bigote que no le queda bien a nadie fuera de él; a él le daba ese toque de marino romántico anclado en una pequeña ciudad mediterránea.
Tenía y tengo una gran admiración por Krahn y una deuda (admiración que es extensiva a los dibujantes de cómics), esa capacidad para con cuatro líneas y cuatro viñetas llevar toda una idea al papel y de aquí mi deuda con Fernando. Cuando dibujaba sus Dramagrama en la revista Ercilla en un país que ya no existe llamado Chile por allá por los setenta del siglo pasado, yo tenía una novia que no entendía sus dibujos y yo se los explicaba, lo que me daba un poquito de superioridad sobre ella. Así se lo expliqué a Krahn, pero no recuerdo si hizo algún comentario.
Fernando, marinero del papel dibujado, que tengas una buena singladura.
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